LAS COMUNIDADES

LAS COMUNIDADES

Los saparas del Ecuador viven en la provincia de Pastaza, a 300 km al sureste de Quito (la capital del Ecuador). La mayoría de la población, repartida en 25 comunidades, son niños y niñas. Este proyecto visitó cuatro comunidades

⁞⁞⁞ Llanchamacocha

⁞⁞⁞ Matsakaw

⁞⁞⁞ Akachinia

⁞⁞⁞ Naruka

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1978

Mucutsawa (María Luisa) y su esposo, el último chamán sapara ecuatoriano, Manari Ushigua (Blas), viajaron algunos días para visitar a sus compadres Juan Cruz Grefa y Sasiko. Les hablaron de la necesidad de disminuir el nomadismo tradicional y crear una comunidad como estrategia para reclamar la propiedad legal de la tierra y defenderla de una gran amenaza: la explotación petrolera.

Las dos parejas y sus hijos se trasladaron a un territorio llamado Chukchucocha que en kichwa significa “laguna del temblor”. Decidieron rebautizarlo con el nombre de la antigua comunidad donde habían vivido, así nace:

Llanchamacocha

(Laguna de llanchama)

una corteza del árbol que los antiguos saparas usaban como prenda de vestir y paño para dormir.
Lo primero que hicieron al llegar al nuevo lugar fue construir una pista de aterrizaje, para tener acceso a la ciudad y a ciertos beneficios, como una escuela.

1983

Se construyó la escuela y llegó desde Puyo el primer profesor. Hoy la escuela sigue funcionando a cargo del maestro Marco Montaguano (Amarum) quien da clases a casi 22 niños y niñas que llegan de varias comunidades. Recientemente se creó un colegio al que van 10 estudiantes entre jóvenes y adultos.

HOY

Llanchamacocha es el único punto de acceso a territorio sapara a través de una pista para avionetas de 400 metros y es el lugar donde se organizan las reuniones comunitarias.

Actualmente viven 17 personas en Llanchamacocha. En el 2013, con el apoyo de la Fundación Pachamama, crearon un emprendimiento comunitario de sanación y ecoturismo llamado NAKU, para compartir sus conocimientos medicinales y sobre todo como alternativa para conservar su territorio de las posibles intervenciones petroleras que los amenazan. La comunidad recibe grupos de turistas a quienes les comparten un parte de su cultura ancestral.

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